El cuidador del parque principal de Tumaco

Salí a dar vueltas por el centro de Tumaco y en el parque principal me quedé un par de horas mientras abrían la iglesia, una muchacha esperaba a sus compañeros para un ensayo de danzas y pensó que yo era el profesor, una pandilla de niños en bicicleta se disputaba el uso del parque con la pandilla del fútbol... en el medio de todo estaba éste personaje de quien no recuerdo su nombre, es el cuidador del parque y molestaba mucho a los que jugaban fútbol porque "de pronto van y rompen una lámpara".
Es el encargado de vigilar que las iguanas que viven en los árboles sigan viviendo y de preferencia en los árboles.
Me contó que tuvo que retirarse de la universidad porque su papá no pudo seguir pagando, pero que piensa volver alguna vez y está ahorrando para eso.
Fué hasta hasta Medellín echando dedo una vez y dice que lo volvería a hacer.

Fernando Acosta (cirujano)

Fué la persona con quien más tiempo pasé cuando estuve en Tumaco, es el único cirujano oftalmológico que atiende en esa población, vive en Pasto y viaja cada dos semanas, tiene su propio consultorio y trabaja y comparte su apartamento con un muchacho que es optómetra, planeaba en ese entonces trasladarse con su esposa e hijos a Cali, desde donde le resulta más cómodo viajar a Tumaco (desde Pasto no hay vuelos a Tumaco, la única forma de acceso es terrestre).
Fernando me invitó a quedarme en su apartamento y me pagó parte del viaje de regreso a Pasto.

Cumpleaños en Tumaco (Nariño)

Cuando planeé este viaje no tenía claro si pasaría por Tumaco, pues aunque es una población que me atrae mucho y nunca había visitado, queda tan lejos de mi ruta que lo pensé más de una vez, además solo hay una vía de acceso terrestre.

Sin embargo, estando en Pasto (con una gripa fuerte que estaba invadiendo mi cuerpo) tomé la decisión de visitar Tumaco en bus y pasar allá el puente festivo de mi cumpleaños.
Así pues, me embarqué y duré todo el día viajando, son alrededor de 350 km. entre Pasto y Tumaco y se pasa por zonas llenas de contrastes: paisajes helados, gente vestida con ruana, bruma en el ambiente por los lados de Túquerres; y calor sofocante, casi al nivel del mar, con la selva a lado y lado de la vía durante cientos de rectos kilómetros, que transcurren a la par con algunos municipios y montones de caseríos.



Llegué pues a Tumaco cuando ya caía la noche dispuesto a acampar junto al oceano pacífico. Tomé un bus que me llevó a una zona turística conocida como El Morro, allí le pregunté a algunos vendedores y turistas si era seguro dormir junto al mar y obtuve respuestas contradictorias.
Me decidí y empecé a montar la carpa cuando un hombre (Fernando Acosta) que se paseaba acompañado de una cerveza me abordó y me preguntó si pensaba pasar la noche en aquel lugar, a mi respuesta afirmativa me sugirío que mejor la corriera unos metros pues la marea subía y el mar podría alcanzar la carpa al amanecer.
Me convenció de poner la carpa unos metros más adentro, junto a una torre de Salvavidas que está en posesión de una familia hippie que vive allí desde hace tiempo, en una carpa grande viven una pareja y varios niños. Me sentía un poco más seguro pasando la noche junto a ellos aunque no llegué a conocerlos más que por el olor de la marihuana que fumaron esa noche.
Como es una zona muy visitada por turistas y era fin de semana, la música de varios locales invadía el ambiente y varios niños y borrachos consideraron interesante molestar al de la carpa... de modo que no dormí muy bien que digamos.
Así fué mi cumpleaños, recibí llamadas y mensajes de mi familia más cercana y algunos amigos, a quienes agradezco enormemente.
El resto del fin de semana lo pasé muy bien, al amanecer puse la carpa mucho más cerca del mar y seguí durmiendo, cuando desperté estaba rodeado de turistas de piel pálida que recién llegaban a Tumaco y no querían perder un solo momento de sol.
Más tarde me encontré con Fernando Acosta, quien me invitó a almorzar. Esa noche acepté la invitación de quedarme en su apartamento y al día siguiente acepté también la de viajar con él en taxi de vuelta a Pasto.



Durante el día completo que estuve en Tumaco pude visitar un barrio construido con casas de palafitos, recorrer la zona céntrica del municipio y hablar con muchas personas.
Tumaco tiene varias cosas que son únicas: no circula la moneda de $50 (costumbre conservada luego de la época de los carteles de la droga), hay puestos de venta de minutos a celular casi en cada calle (pequeñas casetas o mesas con un par de sillas ubicadas en los andenes), tres tanques monumentales que estaban destinados para el almacenamiento de agua y cuyo sistema se averío tan pronto fueron inaugurados hace tiempo siguen allí como monumento al abandono, el robo descarado del agua del acueducto (en el andén frente a la casa, hacen un agujero e insertan una manguera conectada a una pequeña bomba, hay calles donde se ven dos o tres de estos y la gente pasa al lado como si nada), un increible contraste entre pobres y ricos, (pobres con muchos niños viviendo en palafitos, se bañan an la misma agua en que todos defecan, ricos ostentosos que viven pasando la calle). Tumaco en un lugar muy pero muy interesante, espero algún día volver con Cleopatra y hacer todo el trayecto. Fué agradable pasar allá mi cumpleaños y en algo me ayudó a sobrellevar la gripa.

Niños Jugando en el Parque de Tumaco (Nariño)


Palafitos en Tumaco (Nariño)