Día 24: Mocoa - Sibundoy 2da parte

Ver primera parte del relato.
Poco después decidí parar una camioneta de pasajeros, subimos la bici atras y la amarramos, me metí con la esperanza de estar tibio, pero no fué tanto. Me dijo el conductor (quien resultó ser un salvaje al volante) que estaríamos en Sibundoy en dos horas y media.


El viaje se me hizo eterno, al comienzo traté de disfrurutarlo, ver el maravilloso paisaje y tomar algunas fotos, pero decliné. La camioneta brincaba mucho y yo estaba preocupado por Cleopatra, que estaba en mala posición.
Intenté vomitar varias veces pero tenía el estómago casi vacío.
Afortunadamente para mi se pinchó una rueda de la camioneta, mientras la cambiaban desmonté las alforjas y el resto del equipaje para acomodar mejor la bicicleta.
En ningún momento había dejado de llover.
En marcha de nuevo me pude poner el chaleco de plumas que en algo ayudó a calentarme aunque al poco rato estaba mojado.


Seguí tratando de vomitar y lo único que hice fué expulsar la bebida hidratante que había tomado horas antes (la misma que se digiere más rápido que el agua, como no).
Por fín luego del tiempo prometido llegamos a Sibundoy, ya no llovía mucho y algo estaba calentando.
Hace tiempo que no me sentía tan bien por algo.
El viaje en camioneta me costó 12 mil pesos y el salvaje me recomendó un hotel barato con una cama muy cómoda desde la cual escribo esto a las 11 de la noche, luego de haber descansado adecuadamente.


PD 1: el recorrido en camioneta fué de unos 58 Km.
PD 2: Las maravillosas corazas plegables resultaron un fiasco, luego de 40 Km. una se reventó y deformó y la otra ya está rasgada. Mucho kevlar y no se qué, pero sacaron la mano de todas formas.

Fotografía tomada desde la camioneta.

Día 24: Mocoa - Sibundoy (Putumayo)


El siguiente texto es copiado literalmente de mi diario:

Día 24: 5 Nov. 06. Mocoa - Sibundoy.
Salida: 7:40 am Detención: 12:00 m
Tiempo montando: 3:18 H
Distancia recorrida: 26.54 Km
Velocidad promedio: 7.9 Km/h
Velocidad máxima: 40 Km/h
Distancia total: 920.2 Km

El de hoy ha sido mi peor día en mucho tiempo, no solo durante el presente viaje.
Tenía gran expectativa y entusiasmo por realizar este trayecto, es por carretera destapada y atraviesa zonas montañosas difíciles, la mayor parte en subida.
Avancé durante varias horas a paso lento y penoso, parando 10 minutos cada hora para descansar y comer frutas, además del agua que tomaba cada 20 minutos.
Rápidamente me cubrí de sudor aunque en ningún momento hizo sol, más bien mucho frio y niebla.
Poco a poco y con paciencia iba subiendo, tenía vistas hacia atrás maravillosas, la carretera es en gran medida un zig-zag gigantesco sobre una montaña, de manera que siempre veía el mismo paisaje, pero cada vez desde lugares más altos.
A media mañana me cambié el buzo que llevaba puesto y le puse la carpa a Cleopatra pues estaba empezando a lloviznar.


La vía es estrecha y llena de precipicios, hay muchas cascadas con agua fresca y deliciosa y en ocasiones los rios atraviesan la carretera haciendo algo complicado el paso en bicicleta, procuraba no ver el velocímetro, pues las cifras eran desmoralizantes.
Como a las 11:30 empezó a bajar mucha niebla, no se veía casi nada a 20 metros, carros y camiones pasaban con relativa frecuencia y yo me tenía que orillar y detener para darles paso. Me tomaron fotos desde un bus y varias personas me saludaron.
Tuve mi primera caida, afortunadamente sin consecuencias.
Poco antes de las 12 me disponía a tomar un video, paré y estaba sacando la cámara cuando escuché algo que nunca antes: en la montaña a mi izquierda empecé a sentir el viento y poco a poco un rumor que se fué convirtiendo en un murmullo ensordecedor, supe de que se trataba con las primeras gotas y tuve tiempo apenas de ponerme la chaqueta y sacar rápidamente la cubierta de plástico, parquear a Cleopatra y cubrirnos a ambos, a esa altura ya tenía las piernas empapadas.


Estuve así un rato bajo el aguacero, pero no era lo mejor para mi, pues había parqueado la bicicleta en una especie de cuneta, de manera que en menos de dos minutos ya tenía los pies sumergidos en el agua; decidí salir y guarecerme bajo unos árboles al otro lado de la vía.
Me quedé de pie muy quieto para que el agua no me cayera directamente en las piernas, mi chaqueta es de color rojo intenso y yo estaba parado en un lugar extraño, eso sumado a la pinta de ciclista hizo que algunos de los ocupantes de los vehículos que pasaban se quedaran un poco extrañados, creo que varias personas se llegaron a asustar.
Estuve así un rato y cuando la lluvia mermó un poco empecé a caminar empujando la bici en busca de un lugar para guarecernos mejor aunque ya sabía que por ahí no hay nada, ni casas ni NADA, a los pocos metros me encontré con uno de los rios que cruzan la carretera, con el agravante de que ya estaba crecido y el agua turbia no me permitía ver el fondo, cuando pasó un camión me fijé por donde lo hacía y crucé por ese lado con no poca dificultad.

Continuará...


ver segunda parte del relato