Mis días en San Agustín (1)


Arribé a San Agustín (Huila) a eso del medio día, pero como no había confirmado mi llegada a quienes me iban a recibir, me tocó quedarme esperando toda la tarde a que regrasaran a casa de sus respectivos trabajos.
Di muchas vueltas, cosí mi zapato, dormí a raticos recostado por ahí e invertí mi valioso dinero en una buena cantidad de mecato comprado en varias tiendas del lungar.
Por fín, a las siete de la noche me recibieron en su casa doña Blanca y don Roberto, padres de mi amiga Johanna, quien vive en Popayán (Cauca). Puedo decir que me trataron como a un hijo, pareciera que nunca hubieran recibido a alguien y estuvieran dichosos de poder atenderme. Luego de las presentaciones necesarias me dí un buen duchazo con agua helada y comí (más adelante hablaré de la comida; hablamos un rato y me fuí a dormir plácidamente.
Al día siguiente, sábado, mi despertar fué algo inesperado: doña Blanca sirviéndome el desayuno en la cama, que pena, en medio de la verguenza tuve que comerme semejante montaña de patacones, senda pila de huevos revueltos y tremendo pedazo de carne, todo acompañado con el jugo de una media arroba de naranjas y una tacita de café. Luego de aquel desayuno que para mi valdría también como almuerzo, me quedé un rato haciendo pereza en la cama y viendo televisión en ese gigantesco aparato que tienen, cuando doña Blanca fué a pedirme un favor, muy avergonzada por molestarme de esa forma: resulta que ella es profesora de primaria y esa mañana había llevado a varios niños a la casa para darles un acercamiento básico al uso del computador, pero creo muy probable que los niños (ninguno de los cuales se había sentado antes frente a un computador) supieran más de eso que ella, entonces se le ocurrió que de pronto yo sabía algo al respecto.Me levanté y pasé el resto de la mañana con los chicos, encantados ellos y yo por el rato que estábamos pasando, dibujamos, esbribimos y aprendimos algo sobre el teclado, en realidad fué un rato bastante agradable.
Luego de que se fueron almorcé con la familia: Los dos ya mencionados y Andrea, quien trabaja en Garzón (Huila) y solo va los fines de semana a ver a sus padres y a su pequeño hijo Alejandro. Pasé el resto de la tarde haciendo pereza, con ganas de salir pero más ganas aún de quedarme y no hacer nada.

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