Niños en la Plaza de mercado

Día 20: Entre el Huila y el Putumayo

Luego de la visita a San Agustín cogí camino hacia la ciudad de Mocoa, según los mapas que llevo no hay carretera, según algunas personas hay una muy buena... resultó ser lo segundo, una vía excelente con paisajes maravillosos y bastante solitaria, en todo el trayecto desde Pitalito (130 Km.) me habré topado con un máximo de 100 carros.
Estaba algo preocupado, pues la zona no tiene buena fama en cuestiones de seguridad, incluso varias personas me habían recomendado que viajara en bus (por eso al salir de San Agustín me dirigí hacia el batallón que queda cerca de Pitalito y pedí algunas referencias sobre el estado de la vía, me dijeron que no habían recibido informes de nada), luego de pensarlo un poco decidí arrancar en bici.
Los primeros kilómetros muy sabrosos, estaba advertido de una subida algo larga, pero resultó que no lo era tanto, al llegar al alto que marca la frontera entre el Huila y el Cauca me encontré con un grupo de soldados, de un batallón de caballería mecanizada de Bogotá, estaban con sus tanques pendientes de cualquier cosa y listos para salir a toda. Me paré a almorzar y a hablar con ellos, me bombardearon con preguntas y comentarios sobre mi viaje y luego de que yo hubiera terminado de comer mi atún de lata y mi lecherita también de lata con agua y pan, me ofrecieron un plato grandísimo con una deliciosa bandeja paisa que me apuré a devorar.

Nos despedimos y seguí mi camino con el ánimo elevado, que me alcanzó para atravesar la bota caucana (que tiene una fama terrible, contrastante con la belleza de sus paisajes) y seguir adelante hasta llegar al final de la tarde a la frontera con el Putumayo y 20 Km. después a la Cuidad de Mocoa, Capital del departamento.


Fueron 160 kilómetros recorridos en medio de una belleza exhuberante, muchas cascadas, muchas escuelas rurales, algunos derrumbes y personas muy pero muy amables (la señora de la tienda que pensó que viajaba en moto tras echar un vistazo rápido a Cleopatra, la muchacha del teléfono de llamada por cobrar que marcó por mi...)
Llegué a Mocoa a eso de las seis de la tarde y luego de dar unas cuantas vueltas por la ciudad y por el parque me encontré con don Hernando Rodríguez, padre de mi amiga Claudita quien vive en Bogotá y no pudo estar en Mocoa a mi llegada.

La vía resultó muy segura, pese al poco tránsito, creo que me hubierra arrepentido enórmemente si hubiera tomado la decisión de recorrerla en bus y no en bici.

PD: gracias a mi mamá, quien se tuvo que poner en carreras para ponerme en contacto con los Rodríguez, pues yo había dejado para última hora la llamada y me encontré con que en esa ruta no hay red de telefonía celular.

En vista de lo cuál y considerando qué...

Hola queridos lectores, publico después de tanto tiempo para contarles sobre las dificultades que he tenido en los últimos días para actualizar la página:
Resulta que hay un límite en el peso y cantidad de imágenes que se pueden subir (tratándose de un servicio gratuito, no se puede hacer nada al respecto) y ese límite ha llegado para mi, de manera que las opciones que tengo son estas: publicar con menos frecuencia o publicar con menos fotos y más texto.
Parafraseando al personaje de Ernesto Guevara en la película "Diarios de Motocicleta": ya que las condiciones que tenemos para este viaje nos limitan a llevar con nosotros tan solo lo necesario para el mismo, no nos queda otro recurso afectivo que la palabra, he tomado la decisión de optar por la segunda opción, la de publicar más texto y menos imágenes.
Sin embargo aclaro que sigo tomando fotos y videos, que todos están a disposición de quien los quiera ver o copiar y que para esto solo es necesario un e-mail o una llamada.
Saludos desde el Valle del Cauca.

Don Roberto y doña Blanca


Los Pasinga me recibieron en San Agustín (Huila) y me trataron de maravilla, con desayuno en la cama y todo.
Doña Blanca es profesora de primaria y todos sus niños son sus hijitos, por unos cuantos días yo también lo fuí.
Don Roberto anda siempre en moto y aunque es callado como yo, nos pudimos entender muy bien.